miércoles, 3 de noviembre de 2010

MANIFESTACIONES ARTISTICAS GENERACIÓN DEL 98








El último tercio del siglo XIX fue muy negativo para la sociedad española a causa de una serie de problemas que concluyeron con el Desastre del 98. Políticamente, la alternancia entre los conservadores y los liberales en el poder no satisfacía a una población descontenta que sufría dificultades económicas, así como el atraso económico del país. Aparecieron grupos políticos anarquistas y socialistas, además de los carlistas, que intentaban aportar las soluciones que los conservadores y los liberales no hallaban.

Además de la sublevación de las colonias americanas, los problemas regionalistas constituyeron otra dificultad más para la maltrecha sociedad española. El ambiente era de descontento, de dejadez en todos los sentidos, en un país donde la mayoría de la población vivía atrasada y miserable, cuando no hostigada por los caciques. La poca industria que sostenía la economía se encontraba en Cataluña y en el País Vasco, con lo que la concentración de este tipo de actividades favorecía la emigración hacia zonas más prósperas. Por su parte, las clases altas formadas por aristócratas y miembros de la alta burguesía vivían apartadas de los problemas del campesinado y del proletariado, en un mundo cerrado sobre sí mismo.

Hemos de añadir el conocido Desastre del 98. Cuba, Puerto Rico y Filipinas eran las últimas colonias de ultramar que España poseía hasta ese momento. Las guerras coloniales que se habían iniciado en 1895 fueron minando poco a poco la moral y la economía de un país ya de por sí desmoralizado ante el desmoronamiento que se presentía. El 1 de mayo de 1898, a las 4:45 horas, el comandante Juan de la Concha descubrió que una flota estadounidense se aproximaba hacia posiciones españolas. Sólo siete horas más tarde –a las 11’45–, las tropas españolas fueron derrotadas y aniquiladas. Además, el ejército americano sólo sufrió una baja, el maquinista del Boston, a causa de un ataque al corazón. Esta humillación hizo que la conciencia de los españoles –al menos de los intelectuales– se tambalease y se intentasen buscar soluciones ante el declive imparable de España, que unos años antes había sido la principal potencia mundial.

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